En julio hicimos una lectura
conjunta, y leímos El noviembre de Kate,
una deliciosa historia que nos refrescó el verano. Hoy venimos a hablaros de su
autora, Mónica Gutiérrez. Es su tercer libro publicado, el primero en papel y
con una editorial, Roca Editorial. A nosotras nos encantan sus historias, nos
encandiló con Cuéntame una noctalia y
terminó de conquistarnos con Un hotel en
ninguna parte.
Esperamos que os guste la entrevista
y conocer un poco mejor a Mónica.
Mónica nació un noviembre, en Barcelona.
Su primer recuerdo de la infancia y los libros son los veranos que pasó con
Julio Verne y J.R.R Tolkien. La literatura siempre ha formado parte de su vida,
desde pequeña. “Y
es raro porque en casa nadie leía excepto yo”. De adolescente le
inoculó el virus lector a su madre y ahora son las dos las que miran con ojitos
brillantes la buena literatura.
A la eterna pregunta de si uno es o
se hace escritor, Mónica cree que eres escritor, como eres médico o bombero. “Con el paso de los
años, lo único que puedes hacerte es mejor escritor o peor escritor”.
Tiene muchísimas manías de escritora:
La soledad, el silencio, muchas tazas de té... Titular los capítulos al final
de la novela, pasarse horas pensando en el nombre de la protagonista, no hablar
de la novela que está escribiendo con nadie...
En sus novelas hay muchísimo de
ella. “Pero más
que de mí, lo que hay son mis experiencias. Mis personajes no se parecen a mí
pero sus bagajes emocionales beben de mi experiencia, al igual que los paisajes
por los que transitan, sus miedos, sus ilusiones, sus esperanzas...”.
Considera que lo ideal sería que el
escritor haya estado cerca de ciertas emociones para poder novelarlas, “escribir siempre
sobre emociones que has conocido de primera mano”. Pero también cree
en el trabajo de la documentación: un escritor puede ser convincente en
cualquier emoción siempre que haya trabajado bien la documentación, la
entrevista con personas que sí han vivido la experiencia, el estudio de la
Historia, la cercanía con los protagonistas, etc. “Conozco a historiadores que hablan sobre el
Senado romano de la república como si hubiesen estado allí en tiempos de Mario.
Algunos escritores también tienen ese don”.
Cree mucho más en el trabajo que en
la inspiración. Siempre pone el ejemplo de Anthony Trollope, que escribía ocho
horas diarias por sistema, por rutina. “No hace falta que te encadenes al escritorio pero sí que
encuentres una rutina de trabajo y seas disciplinado para seguirla a diario. La
idea es importante pero desarrollarla es abrumador y formarte adecuadamente
para mejorar tu escritura ni os cuento”. Mónica tarda cuatro veces
más en repasar, estudiar e investigar que en escribir.
Cuando le pedimos que nos cuente una
anécdota relacionada con su proceso creativo, nos confiesa que es muy
despistada: “Se
me olvida la cara de los personajes. Tengo siempre presente su personalidad y
cómo reaccionarían en cada circunstancia, pero se me olvida si son rubios o qué
color de ojos tienen. Hace poco me ocurrió que tenía a una embarazada bebiendo
vino y fumando. No me di cuenta hasta que mi lector cero me tiró de las orejas”.
Mónica escribe para todo aquel que
desee leerla, para todo el que necesite un respiro de tanta y tan dura
realidad.
En cuanto a sus referentes
literarios, le gustan mucho los autores británicos con sentido del humor de
finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX. La ayudan muchísimo a
encontrar ese tono feelgood de sus novelas. “Pero los referentes literarios de todo
escritor siempre son los clásicos, sin duda”. Su “eterno pendiente” es "Ulises"
de James Joyce.
Cuando le pedimos que nos
recomiende un libro y una película, se lleva las manos a la cabeza: “¿Solo uno de cada?
¡Esta es la pregunta más difícil!”. Nos recomienda "Historias"
de Heródoto (lo
siento, soy historiadora) y la
película "Magia a la luz de la luna", de Woody Allen (es feelgood e
ingeniosa).
También le preguntamos su opinión
sobre la situación actual de la industria editorial, y nos responde que es muy novata
en cuanto a experiencia editorial se refiere por lo que nos va a da su opinión
más personal. Mónica cree que cada editorial es un mundo, un universo, que cada
una tiene su forma de trabajar. “La mayoría me encantan (sobre todo las más pequeñas) porque
ves a sus editores en las redes sociales, notas que están abiertos a hablar con
escritores y lectores, y eso es muy positivo”. Les anima a que sigan
en las redes, escuchando las opiniones de escritores, traductores, filólogos y
lectores, que repitan congresos tan fabulosos como ENDEI, porque solo así
podrán recoger buenas ideas y sugerencias y su trabajo será cada vez más
ajustado a las necesidades y deseos del mundo literario. Si desean que su labor
sea excelente deben saber escuchar. “Ah, y que traten bien a los autores novatos porque somos muy
sensibles”.
Con respecto a sus novelas, queríamos
saber si Mónica busca hacer de sus novelas lugares en los que el lector se
sienta arropado, o si le sale así, sin buscarlo. “Busco sentirme a gusto yo misma. Cuando
escribo me construyo un rinconcito donde perderme. Aunque me encantaría que los
lectores también se sintieran allí igual de a gusto o más. Las historias si no
se comparten no tienen sentido”.
Como ya hemos dicho, con Cuéntame
una noctalia nos cautivó, y con Un hotel en ninguna parte terminó de
conquistarnos. Mónica nos cuenta que "El noviembre de Kate" es tan
feelgood como las dos anteriores “pero quizás es menos intimista, los personajes se mueven un
poquito más y hay una trama muy simpática de hackers que le pone un puntito de
sal a la historia. No hay grandes sorpresas porque siempre digo que lo
importante no es que el destino sea una incertidumbre sino que el lector
disfrute recorriendo un camino tan agradable que le inste a quedarse en él a
vivir”.
En cuanto a su experiencia de pasar
de autopublicar sus dos primeras novelas a publicar con una editorial, nos
confiesa que, como es muy controladora, ha sufrido un poquito. “Cuando autopublicas todo depende de ti, tú decides: portada,
corrección, edición, maquetación, precio, distribución, plataformas, formatos, etc.
Con la editorial tienes que ponerte en sus manos y confiar. La suerte es que en
Roca trabajan muy bien: las indicaciones de mi editora y las correcciones de la
filóloga que me asignaron me ayudaron a pulir el libro y aprendí muchísimo”.
Han sido muy respetuosos con su novela, Mónica siempre ha tenido la última
palabra respecto a los posibles cambios o correcciones. Pero en otros aspectos,
como en el diseño o en otros detalles logísticos, no ha podido intervenir. “Creo que depende
mucho de lo bien que te entiendas con tu editor y su manera de trabajar, su
cultura de edición. A mí me ha encantado conocer a una profesional tan
extraordinaria como Blanca Rosa Roca y a una editora tan respetuosa e
inteligente como Carol Paris”.
Le ha gustado vivir la experiencia
editorial. “Pero
no me preguntes qué es mejor para un escritor porque no sabría decirte, tanto
la autopublicación como la editorial tienen sus ventajas y sus desventajas”.
Le pedimos que nos hable de su
siguiente proyecto (aunque nunca hable con nadie de la novela que está
escribiendo en ese momento), y que nos diga si tiene algo en mente o en
proceso.
“Ahora mismo estoy de vacaciones. He terminado
dos novelas en estos dos últimos años, sin contar con el proceso de edición de
"El noviembre de Kate", y estoy cansadísima. Además he apostado
fuerte por los talleres de escritura feelgood que imparto en Ateneo Literario,
y soy alumna de Ana González Duque en un curso muy exigente de marketing online
para escritores ¡No puedo más! En septiembre pensaré con calma qué hacer con
esas dos novelas inéditas; una es feelgood, muy divertida, y la otra es muy
romántica, ya veremos. Depende también de cómo funcione la que acabo de
publicar con Roca editorial”.
Como ya es septiembre (nos
respondió a la entrevista en julio, sentimos muuuucho el retraso en
publicarla), esperamos que nos diga que no piensa dejarlas guardadas en un
cajón, porque eso sería un crimen que no vamos a consentir ;)
En diez años se ve aprendiendo y en
la docencia; “pero
sobre todo publicando novela porque eso sería señal inequívoca de que me sigue
divirtiendo muchísimo escribir”.
Podéis encontrarla en su blog Serendipia, en su página de Facebook o en Twitter (@MnicaSerendipia).
Mónica, muchas gracias por la
entrevista y por todo, esperamos poder volver a perdernos contigo por Barcelona
(o por cualquier otra ciudad).